En Detención... de nuevo [Libre]

No le gustaba perder el tiempo, no era su lema. Pero a últimas fechas no había tenido mucho que hacer. Shinigami-sama había prometido ayudar a buscar a su nuevo técnico. Pero no era tan fácil como todos pensaban que sería. Yuri era especial, bastante especial para el gusto de la mayoría y llevarlo era complicado. No es que fuera malo, sino todo lo contrario, era un arma formidable, el problema venía cuando entraba la discusión de que no tenía ánimos de convertirse en la siguiente arma de Shinigami-sama. Era algo que estaba muy por afuera de sus metas y por ende, discrepaba con la mayoría de las personas.

Por lo que ahora, se dedicaba a vagar de aquí allá, pasar tiempo en la biblioteca y asistir algunos compañeros en sus deberes. Tal era el caso ese día. En que merodeaba por algún recoveco de la escuela cuando vio correr a un niño con un papel sumamente apresurado.

- ¿Sucede algo? -preguntó el rubio viendo al menor agitado.

- Busco al profesor Sid. El profesor Stein lo busca con urgencia...

El mayor se quedó pensando y recordó verlo por ahí con una estudiante, se dirigía al aula de detención.

- Vale. Yo sé donde esta...

- ¿Donde? -preguntó rápido el menor.

- Se encuentra en la sala de detención -expresó Yuri.

- ¡Pero eso esta en sentido contrario al baño! -gritó el menor y el rubio terminó por caminar por la orilla de los pasillos (ahí donde la luz del sol no lo tocará) hasta la sala de detención. Donde escuchó la inconfundible voz de Sid.

Tocó la puerta, el rubio se convertiría en el salvador del pobre incauto que estuvieran reprendiendo. Al abrirse. El zombie Sid apareció. El menor sonrió de forma amable.

- ¡Ohayo, Sid-senpai! -saludó con la mano y acomodó sus lentes. Sid lo fulminó con la mirada-. Te manda a buscar el profesor Stein...

- No puedo... estoy ocupado.

- Es urgente -insistió el rubio.

- ¿Me harías un favor? -preguntó el no-muerto. Y tras un cambio de palabras. El rubio irrumpió en la sala con una sonrisa bastante marcada en los labios. Se dirigió hasta el escritorio y se sentó en él.

- ¡Ohayo! -saludo enérgico a la estudiante de la cual habían pasado el registro. La observó detenidamente-. Joder, sí eres un crío... no me creo que algo tan lindo como tú seas tan problemática... -comentó de forma amigable el mayor-, soy Yuri y seré quien cuide de ti. Esforcémonos juntos, por favor.

Red Queen... todos me llaman Queen...- comentó sin interés mientras se ponía de pie y estiraba los brazos- ... Y nos llevaremos bien mientras no me molestes...

- Mucho gusto, Queen-kun -contestó amable el rubio.

Y Yuri sonrió animado de entablar conversación con la chica con la que a ordenes de Sid, pasaría el resto de la tarde. Aunque el mayor le había indicado que no entablara ningún tipo de conversación con ella. Mucho menos que se hiciera de migas. Era una alumna sumamente peligrosa que la tenían casi a la fuerza. Es decir, según a lo dicho por Sid, ella llevaba esposas en las manos y pies para que no escapara de nuevo. A lo que recordó que ella no llevaba esposas cuando él entró.

Enfocó su mirada en la joven cuando ésta...

- ¿Y bien? ¿vas a cooperar conmigo?... ¿O tendré que silenciarte como a los demás?

Un tic saltó a la ceja del vampiro. No podía dejarla escapar, porque de lo contrarió cuando Sid volviera él se iba a enfadar mucho. Y Yuri no quería un zombie enfadado, además de que debía de ser útil para el Shibusen hasta que tuviera de nueva cuenta a un técnico. No obstante, la chica se esforzaba bastante bien en deshacer el seguro de la puerta y había trabajado duro para quitarse de forma silenciosa las esposas. Se acomodó los lentes y se acercó a ella.

- Sabes... Queen nee-chan... deberías quedarte aquí y ahorrarte problemas... harías las cosas más fácil y más gente saldría ganando, me incluyo en ellos... -sonrió de nueva cuenta mientras que colocaba su mano en la roja cabellera de la menor despeinandola un poco, haciendo un poco de presión con un dedo pulgar después la quitó pues sabía ella no iba a reaccionar bien.

Dije que no me molestaras, Rayito de sol...-

Dijo ella. Y lo había inmovilizado. ¿Rayito de sol? El rubio se la pensó un poco y tenía razón. Aunque era bastante irónico pues el huía del sol. Se preguntaba si ella sabía era él era un no-vivo y unas esposas no lo detendrían. Pero también estaba sumamente sorprendido con la facilidad que lo había derribado. O más bien que se dejaba derribar. Había sido un descuido a propósito el acercarse a ella. Suspiró y sonrió débilmente.

- Si realmente eres listo, no volverás a ponerte en mi camino...

Se quedó tirado observando como ella trataba de salir. Entonces el vio la ventana abierta. ¿Qué no se había percatado la menor de la ventana abierta? Bueno aunque en realidad estaban en una altura extremadamente alta que ni siquiera el más hábil de los empleados podrían sortearlo. Sonrió con impaciencia mientras que ella abría la puerta.

- ¡Даже скоро! Я Граничу солнца*..

Se lo dijo Suzune, aprende hablar ruso. Pero Yuri jamás le hizo caso. Y ahora se iba a quedar con la duda de que había dicho. No obstante, siendo él de naturaleza curiosa debía de saberlo. Escuchó los pasos de Queen irse y este se sentó en flor de loto. Tomó aire y lucho por romper las esposas, una dos... absorbían las muy condenadas, se detuvo tomó aire y de un solo jalón las esposas cedieron.

Observó la mano con la que había acariciado a Queen, y justo el dedo que había presionado tenía una insignificante mancha roja. Con la uña había hecho un corte apenas perceptible que bien pasaría como una molestia de un cabello jalado sin querer. El mayor lamió el rastro y se estiró.

- Ahora sabremos que nos dijo... -se puso en pie. Sid venía de regresó, en cuanto abrió la puerta yuri salió entregándole las esposas-. Es más hábil de lo que dijiste...

- ¿Pero qué? -preguntó el no-vivo y Yuri sonrió.

- Lo tengo bajo control... -inquirió mientras tomaba un camino diferente al que Queen había cogido. Salió a otro pasillo y después a otro, hasta llegar donde se cruzaban algunos pasillos y estos llevaban para el resto del Shibusen. Se sentó en el piso y espero. No tardo en ver la caballera roja pasar.

- ¿Qué significa eso que dijiste? -preguntó desde el suelo con una sonrisa en el rostro a la arrogante pelirroja.

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Atendió a lo que la menor le había indicado con respecto a lo del sobre nombre, y tenía mucha razón. Aunque si a esas íbamos, ella en primer lugar le había pedido que la llamará de aquel modo. Y él se había presentado como Yuri que de cierta forma también era un sobrenombre. Suspiró, no tenía más caso que siguiera peleando con la pelirroja.

... ¿Porqué quieres saberlo?- ... Y más importante... ¿para qué me estas siguiendo? No pienso regresar a Detención..

- Nada más... no eres de la clase de personas que guste que otras la dirijan... -informó el rubio mientras veía los pasillos por donde andaba. Ese pasillo llevaba al exterior-, y sí fueras un arma, me imagino que tu técnico debe de ser una persona con un temperamento aún más fuerte... -y un escalofrió surtió la espalda del mayor.

- En realidad, te iba a convencer de que regresaras. Pero sí tu decisión fue la de no regresar. La respeto, sin embargo te tengo que vigilar. Será como una detención en el exterior... -explicó mirándola. Era tan bajita y su cabello tan corto. Y ora se preguntaba que clase armas utilizaría. Aunque días antes había visto a Maka utilizar la guadaña como si fuera cualquier cosa.

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Miró con interés a la menor y rió divertido. Un arma sin usuario. Era lo que esperaba de una persona como la que ahora seguía de cerca, no obstante cada palabra dicha por ella era bastante letal. Como un arma con suficiente filo como para matar. Se preguntaba que condiciones habían obligado a "Queen Red" a ocultar hasta su nombre y posiblemente hasta sus propios pensamientos. Apartarse del mundo y luchar por ella misma al grado de decir cosas como "Un arma sin usuario".

- Aunque sí fueras un revolver necesitarías alguien que jalara de tu gatillo -terció Yuri en voz alta meditando un poco. Acomodo sus lentes nuevamente y sonrió con ganas-. Sabía que eras un técnico. Tienes toda la finta de dominante o en palabras de chicas... -buscó es palabra que usaban las chicas de su colegio cuando el chico más fuerte dominaba-, claro -hizo un gesto como si recordara cosas- eres la "seme" -después recordó que es palabra era unicamente para hombre y buscó la otra palabra que era especifico para mujeres-. ¿O era Tachi? -meditó un poco distraído.

- ¿Porqué? No es tu obligación hacer de niñera...-

Sus pensamientos fueron cortados de tajo y la miró con un poco de duda. Realmente no era su obligación, pero había un gran motivo.

- Sid confió en mi. Confió en mi capacidad para retenerte en la sala de detención y vigilarte. Fracasé en lo primero -externo con un tono algo severo-, pero creo que puedo encontrar victoria en la segunda encomienda, no me gustaría defraudar a alguien, no es mi estilo -confesó.

Pero la luz de sol se acercaba peligrosamente a la salida a la que ellos se dirigían. Yuri frunció los labios un poco molesto, mientras se detenía de imprevisto.

- Queen-kun, por favor, mantén esta vigilancia dentro del edificio -pidió sonriendo. Ya había tenido suficiente después de que Carl, un usuario interesado en él como arma, le hubiera dado una buena usada en su forma revolver, dejando fuera de combate al pobre rubio por más de una semana. Ahora, exponerse al sol, no gracias, mucha emoción en menos de un mes no era parte de los planes de Yuri.

Death Scythe. Rió sumamente divertido al escuchar aquella palabra. Él también había escuchado sobre armas demasiado autónomas para juntar sus 99 huevos de demonio y la última de una bruja.

- ¿Donde queda la diversión y el apoyo moral? -preguntó a la menor-. Sí tu intensión es convertirte en la Death Scythe esta bien que lo hagas todo pero... la obligación real de un arma es dar la vida por su usuario y protegerlo hasta el final... -rodó la mirada insistente-. Mi objetivo no es convertirme en la Death Scythe... -su objetivo principal era convertirse en un arma fuerte para Suzune, pero ahora con la desaparición de su técnico... no conocía un rumbo fijo. Suspiró.

Es mejor el exterior... el aire es fresco, y un poco de sol te haría bien, paliducho.

Descompuso su rostro en uno de duda. Él era un poco descuidado con muchas cosas, pero con la regla de No sol y No objetos religiosos, era sumamente cuidadoso. Sabía de antemano que moriría o minimo una buena idea al medico le iba quedar sí se atrevía a poner un pie fuera del recinto.

Ella seguía incitándolo a salir y él termino por acomodar sus lentes.

No me digas que le temes a la luz... ¡Pareciera que eres un vampiro!

Abrió mucho los ojos y bajo el rostro borrando la sonrisa que hasta el momento había prevalecido.

- Es que soy un vampiro... -masculló de forma baja apenas audible para ambos, sumiéndose en hombros y apretando los puños dentro de su pantalón. Había pasado toda su vida como infante queriendo salir a jugar en los prados iluminados por los rayos de sol y robar frutos de los árboles que creían por encima de su cabeza, tan altos que parecían acariciar el cielo azul. Pero...

Se mordió el labio y rió con debilidad.

- Creo que tú ganas, Queen-kun...

uri se encontraba ligeramente confundido ante la forma en que actuaba la menor. Pronto cambiaba y ora volvía a cambiar. Se acercaba, lentamente. Como una pantera dispuesta a atacar. Con los labios afilados dispuestos a regalar... o ¿no?

- ¡AUH!- chilló el mayor mientras se alejaba con las manos en su frente después de tremendo impacto recibido, sus lentes habían caído súbitamente al suelo haciendo que una de las lentillas se fracturara.

Después escuchar las palabras de ella lo hicieron reflexionar, en medida eran cierta. Cien por ciento ciertas. Pero el olor de sangre alertó todos los sentidos del mayor.

Abrió los ojos mientras veía que un hilo escurría de Queen-. ¡Queen-kun! -se quiso acercar a ella ante la preocupación de que se hubiese hecho daño. Sin embargo, una hermana le saludo la sien dejando inmóvil al no-vivo.

- No me importa si tienes que romperme los huesos o desangrarme para regresarme a detención, ¡pero si vas a cumplir tu palabra con ese zombie malhumorado, al menos pon tu prioridad sobre tus limitaciones!

Tragó hiel de forma escandalosa, no por el arma. Pues algo tan humano como las balas no lo mataban (a menos que estas tuvieran agua bendita, ahí si iba a ver problemas), lo que lo había dejado perplejo era la determinación que ella empleaba para hacerlo ver su error. Mientras que el sentido por la sed de sangre que apenas comenzaba acariciar sinuoso la mente del vampiro, desapareció. Él, había dicho antes que tenía que cumplir con esa misión. ¿Qué clase de caballero sería si no podía cumplir con una encomienda como aquella? Frunció el ceño. Clavando los ojos ámbar en los escarlatas.

¡Da la cara en tus batallas, Rayito de sol!

La sonrisa seguía sin aparecer y afirmó con la cabeza.

- Tienes razón, Queen-kun -dijo tomando el cañon del arma primero con suavidad para bajarla-. Debo de ser hombre, enfrentar los temores y superar aquello que me limita -apretó ligeramente el cañón del revolver-, saber que tengo limitaciones me hacen debil y la unica forma en que puedo cambiar esto es quitando aquellos tabus que la misma sociedad a infringido... Queen-kun es demasiado sabía, y agradezco infinitamente que... -arrancó sin notarlo el revolver de las manos de la menor mientras que su animo subía- me hayas abierto los ojos... ¡Queen-kun! Yo te llevaré a detención a si quede totalmente carbonizado por el... -quiso agarrar las manos de la menor pero algo le estorbaba, cortó su discursó bajando su rostro a sus manos. Donde algo parecído a una hoja arrugada pero en color negro se veía.

- ¿Qués es esto? -se preguntó, notando que... Alzó la mirada hasta la carmin y en un susurró apenas audible dijo: ¿Lo siento?...

- ¡Espe... -ni bien había terminado de hablar cuando era derribado al suelo y era pisoteado con fuerza. Grades lagrimas caían por sus mejillas-. Lo siento... -balbuceaba mientras más apretaba y exprimía el revolver en su mano debido a los impactos recibidos llenos de furia.

- ¡Lo siento! -volvía a lloriquear el mayor mientras un gran chichón se formaba en su cabeza. Y el arma más se estrujaba. La camara, el cañón, gatillo y cacha se habían transformado ya en una bola de metal irreconocibles. Al ver esto el mayor después de tanto golpe trató rápidamente de arreglarlo mientras seguía lloriqueando aún en el piso, con el pie de la menor sobre él.

- Yo la arreglo, yo la arreglo... prometo que la arreglo -y movía sus manos estirando las piezas, algunas balas aplastadas cayeron del bola irreconocible chilló más fuerte-. Perdóname Queen-kun -pedía sin saber que más hacer para que el perdón llegase.

- ¡Ahora dime! ¡¿Cómo vas a pagar mi arma?!

El menor miró con ojos de cachorro abandonado a la usuario y mostró sus bolsillos los cuales ni siquiera pelusa tenían, y es que jamás había necesitado dinero, había vivido bajo el abrigo de su familia lejana a través de sus cuidadores y de Suzune, y hasta la fecha seguía siendo así, pero jamás había tenido de verdad en las manos.

- Lo siento... trabajaré para ti... seré tu esclavo, tu mascota y ahorraré... me prostituire sí es necesario... -seguía con el drama sobre los pies de la pelirroja-. De mientras me puedes usar a mí... -dijo señalándose con los ojos llenos de lagrimas-. No soy tan genial como tu sprinfielg, pero de algo te puedo servir... - dijo mientras que aflojaba la corbata que usaba. Una luz fuerte y ámbar lo envolvió, y de esa emisión de luz que duró una fracción de segundos...

Una colt M1911 de cañón largo y corte de lujo, en una llamativa tonalidad dorada apareciera, cayó directo al piso a los pies de la menor. Desde la pulida y brillante cacha, lloraba Yuri.

- ¿Me perdonas?

Ella había tomado a Yuri. Y este se sintió ligeramente mejor que con el otro chico que antes había intentado probarle. Se rascó la nuca algo avergonzado, pues no era muy amante que gente desconocida le toquetease. Observó detenidamente a Queen mientras ésta le estudiaba.

Estaba un poco asombrado de que aguantara con tanta facilidad el peso de él, versión arma. Pues por su composición fisica no era en sí como la del resto de los humanos que se convertían en armas, él era un vampiro y podía ser "pavoroso" pero en buenas manos, pero para manos comunes y corrientes era un arma que no podían siquiera levantar debido al peso que implicaba.

Sin embargo, ahí iba Queen con un Yuri expectante a ver lo que iba a ocurrir. Caminaron juntos hasta una maquina de sodas. Y ella bebió.

- Yo juzgaré si me sirves o no..

-Adelante... -invitó en un tono decidido.

Intercambiaron miradas y Yuri afirmó con la cabeza desde el reflejo de la cacha. De momento a otro su mirada se hizo fiera. Sintiendo la suave vibración del alma de Queen.

Para cuando Yuri se dio cuenta, había hecho añicos a la pobre lata.

- Nice... -susurró mientras que sonreía nuevamente ante la adrenalina de sentir las descargas correr por su cañón, tanto tiempo sin sentir una buena sesión, aunque aquella minúscula demostración apenas y lo había estimulado un poco.

Bien, acepto tu propuesta...- ... Más te vale comportarte como un buen esclavo, Rayito de sol. Si hay algo que odio son a los incompetentes...

-Desde luego... -sonrió con cierta felicidad al notar que sin quererlo, ya tenía a una peculiar tecnico-, trabajaré tan duro como trabajaba la fallecida... -dijo refiriéndose a la Springfield mayugada.

- Espera... espera... ¿No me dejarás volver? -preguntó en un timbre quebrado mientras que buscaba a Queen con la mirada-. Queen-kun... no me dejes solo... Queen... -lloriqueó nuevamente dandose cuenta que estaba en una funda-. Me queda pequeña la funda... es incomodo... esta muy apretado... -se quejó sollozante.

Pensaba chillar hasta que la menor le permitiera salir, pero al escuchar que se entregaba voluntariamente a detención se sintió de alguna forma mejor. Después de todo, Queen no era tan mala como el no-muerto le había dicho. Se quedó callado cuando escuchó como la mayor comenzaba a molestar a alguien.

Era Sid. Escuchó la platica y se iba a quejar de vuelta. Pues la descripción que Queen le adjuntaba a su persona no era para nada correcta claro que era correcta pero jamás lo iba admitir. Antes de poder replicar fue lanzado como vil pedazo de basura al escritorio.

Al primer golpe una fuerte sacudida por parte del arma alarmó a Sid pues tenía conocimiento de la "debilidad" del rubio, era un secreto a voces. Pero al ver que éste aparecía bocabajo chillando supo que estaba bien. Ya le había tocado ver un verdadero golpe en "aquellas" zonas prohibidas y la reacción del vampiro. Pero por lo visto estaba bien.

Yuri se sentó de inmediato con las mejillas sonrojadas.

- Queen-kun es muy dura conmigo... -señaló como niño de preescolar. Sid suspiró mirando (o más bien compadeciendo a la estudiante).

- Yo solía compadecer al compañero de Yuri... -suspiró Sid.

Yuri siguió quejandose cuando sonó su celular. Dejó de chillar y se pusó en pie.

- Yuri-kun desuu... -canturreó-. Ohayo... sí... ¡En hora buena!... nos vemos allá... -colgó y se giró a Queen-. Vale... esperaré a que termine el tiempo de detención e iremos con Shinigami-sama para avisarle de que somos... -sonrió de forma alegré (pero macabramente)- ¡pareja! Bueno... hasta que logré pagar la reparación de la Springfielt de Queen-kun y que Suzune-sempai regresé... -informó meditando los "convenios"-. De mientras... iré a ver al talabartero tienen lista a "Isi-chan" -comentó otra vez sonriendo con ganas-. Sid-sensei... -le dio una suave pero solemne palmada en el hombro-. Te encargo a Queen-kun -sonrió pero entrecerró la mirada- "Que no se te escapé..."- y seguido, así como había llegado... el vampiro... desapareció por la puerta.

Sid le dedicó una mirada a Queen y después a la puerta.